Hay momentos en que necesitamos que alguien más se ocupe de nosotros, o incluso a veces, que se ocupe completamente de nosotros.
La presencia generosa de alguien más
nos transforma en la mejor versión de humanidad. Como dijo la antropóloga
Margaret Mead, la civilización humana comienza con ese gesto de humanidad: el
cuidado.
El gesto humanitario aparece cuando
alguien se acerca a reparar lo que está herido, a cuidarnos porque no podemos
hacerlo solos.